viernes, 28 de mayo de 2010

Diseñando una Portada muy especial (1ª Parte)

Varias semanas tardé en recoger todos los elementos que componen el escudo de la Falla Islas Canarias Trafalgar (a la que pertenezco desde hace unos años) y descomponer la imagen icónica para después redistribuir en una nueva imagen.

A partir de el simbolismo de esa fallera que al cruzar la Plaza de la Virgen el día de la Ofrenda, que mira hacia arriba buscando los ojos de la patrona con contenida emoción, quise mostrar uno de los momentos más mágicos de los actos que se desarrollan durante la semana fallera. Cualquier fallero puede comentar una experiencia propia en este sentido. Yo por ejemplo, en el momento en que el público que te rodea desaparece, me vuelvo completamente sordo. No oigo absolutamente nada. Ni tan siquiera a la banda que entona el pasodoble Valencia tras de mí. Ni tan siquiera el sonido del gentio en la propia plaza. Una vez terminas de cruzar el recorrido acostumbrado, vuelvo a recuperar el oido. Pero esa es mi experiencia. Cada uno y cada una tiene una propia. Hay quien se humilla ante la imagen de la patrona recubierta de flores, hay quien no puede evitar las lágrimas y posiblemente haya quien esté más acostumbrado a este momento tan intenso.

A su alrededor, abrazados por una manta morellana, iconos de la ciudad, el Miguelete y las Torres de Quart, y como no, la típica barraca valenciana semioculta por los cañizares de la albufera. Y ante todo el conjunto un nuevo icono de los poblados marítimos a los que pertence el barrio y la falla: el pescador en su barca.

Una vez terminado el dibujo y medianamente satisfecho del resultado, procedí a su digitalización para someterlo a un árduo trabajo con la herramienta que para mí ha supuesto desde hace muchos años, el descubrimiento de mi expresión pictorica: Photoshop.

En primer lugar seleccioné lo que considero que es el elemento con más carga de toda la ilustración, tanto por la carga emocional como por el volumen que ocupa en la misma, la Fallera.

Buscando primeramente las sombras más acentuadas coloree toda la piel muy oscura para que, posteriormente pudiera ir añadiendo las luces que darán volumen.

Todo hay que decirlo. Nunca he sido amigo de los procesos excesivamente funcionales, lo cual muchas veces me ha llevado a encontrarme con problemas cromáticos de muy dificil solución. Quizás es porque así es más divertido. Y esta no iba a ser una excepción. Lo lógico y lo más recomendable habria sido disponer de forma plana los colores que van a componer toda la ilustración para cuidar así toda la iluminación, la tensión, etc. Pero no habria sido lo mismo, y tampoco pretendo hacer de esto un manual ni un tutorial.

Al ver la imagen de la izquierda... algo ha cambiado ¿verdad? Esto es lo que me gusta de trabajar así, el que además de ser autor ser espectador. Es como tener un regalo envuelto por cientos de envolturas y cada vez que vas eliminando una capa, te vas acercando mas a la forma de lo que contiene. Es el valor de la sorpresa, del descubrimiento. ¿Será que peco de curioso? Puede ser. La cuestión es que en algunos relatos que he llegado a escribir me sucedía lo mismo, mientras escribía iba descubriendo la historia de la que no tenía ni idea de cómo iba a terminar.

Photoshop tiene muchos valores que adoro, a veces con excesiva veneración, y uno de ellos es la inconmensurable cantidad de pinceles que tiene y que puedes añadir al programa. El que suelo utilizar tanto para pintar, como para difuminar, como para multiples tareas, es un pack muy concreto con una forma irregular que imita bastante bien la pintura con óleo. Es como pintar con un pincel humedecido en su justa medida. Y no hay nada igual para mezclar diferentes capas de colores.

Antes de dar como acabado ese importante segmento de la ilustración fui seleccionando las distintas partes y los coloree para hacerme una idea de los valores cromáticos con los que posteriormente he de trabajar. Tal vez ese fuera un paso que debía haber realizado primeramente, pero de momento está funcionando.

Ya están seleccionados en capas diferentes el Micalet y les Torres de Quart. Ya he comenzado a abocetar el peinado, las peinetas, los pendientes y el ramo para la ofrenda. Ya empiezo a ver con más claridad cómo toma forma la composición.

A partir de aquí comienza la magia.


(continuará)




2 comentarios:

Mota dijo...

Impresionante!!!!!!! eres todo un artista.

Anónimo dijo...

Impresionante!!!!!!! eres un artista.

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