domingo, 16 de junio de 2013

Retrato

Hacía demasiado tiempo que no disfrutaba del noble arte del retrato y del suave aroma del grafito raspando la textura del papel Canson... el ir y venir de lápices de diferentes durezas, comenzando los bocetos iniciales con un durísimo y apenas perceptible 5H hasta ir bajando hacia el HB y marcando las sombras más oscuras en altas gamas del B, y qué mejor modelo para ello que mi propia hija ataviada con el traje de valenciana que tanto desea ponerse cuando se acerca la primavera.



No cabe duda que ha sido un duro trabajo pero enormemente placentero. Por unos días he recordado aquellas magistrales clases de Luis Massoni en las Escuelas de Artesanos, donde los aspirantes a dibujantes nos colocábamos en extraños pupitres frente a toda una exposición de escayolas, y rasgábamos lentamente el papel mientras el profesor nos corregía buscando las correctas proporciones con compases de madera, y nos daba grandiosas lecciones sobre los sombreados y la extracción de luces. Por unos días he vuelto a tener 16 años mientras dibujaba escuchando suaves melodías de fondo, tal y como nos enseñaron aquellos grandes maestros del equipo de Massoni para ayudar a la abstracción y la concentración.

Aquellos maestros no solo nos enseñaron a dibujar, nos enseñaron a amar nuestro trabajo, a elevar nuestra alma mientras nos sumíamos en el disfrute de la creación artística. Por ello y mucho más he de expresarles siempre mi agradecimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pasada!!!! Me ha encantado, José Luis. Es precioso el retrato. Ve afilando los lápices,que dentro de poco te estoy encargando un retrato de Olaya....jajaja...
Ruth.

José L. Aguilar dijo...

Jejejeje... cuando quieras...

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