viernes, 18 de junio de 2010

Diseñando una Portada muy especial (5ª Parte)

El espejo del sol, como se la conocía en los poemas árabes, es un paraje declarado parque natural. La Albufera de Valencia fue un premio otorgado al emir de Zaragoza, Mostahim por su alianza con el Cid en la toma de Valencia, y cinco siglos después se convirtió en Ducado.

Durante el segundo tercio del siglo XIX, el lago empezó a estrecharse debido a la práctica de enterrar el lago para cultivar arroz especialmente. En 1865 pasó a ser propiedad del Estado y en 1911 a ser propiedad de la ciudad de Valencia. Aún hoy podemos disfrutar de las viejas barcas impulsadas antiguamente por velas latinas, las llamadas "perchas" o por remos. La agricultura de la Albufera es fundamentalmente el arroz ya desde tiempos anteriores a Jaime I (ya que el arroz fue introducido por los árabes). El procedimiento empleado para elevar el nivel de terreno y ponerlo en cultivo era realizando una mota que sobresalía del nivel del lago delimitando la parcela. Posteriormente se acarreaba mediante barcas (albuferencs) el barro hasta elevar lo suficiente el terreno en la parcela y hacerlo apto para el cultivo del arroz.

Los musulmanes ya explotaban la riqueza piscícola de la Albufera. Es una imagen tradicional e icónica valenciana que junto a la emblemática barraca, nos traslada a los pasajes que tan magistralmente ilustró Vicente Blasco Ibáñez en su "Cañas y Barro" o en "La Barraca". La barraca es un edificio típico que servía de vivienda a los labradores, por lo que suele situarse en las zonas de huertas de regadío y muy frecuente de encontrar hoy en día en las comarcas que rodean a la Albufera. Es un edificio de planta rectangular, de unos nueve por cinco metros, con cubierta triangular con un marcado ángulo para desaguar las precipitaciones torrenciales tan típicas de nuestra zona, con un caballete perpendicular a la entrada (usualmente orientada al sur) que está situada en uno de los lados menores. Una puerta en la fachada sur da acceso a un amplio pasillo que recorre toda la edificación hasta la fachada norte, donde se habilita otra puerta que permite la circulación del aire. Este pasillo es utilizado como cocina, comedor y almacén. En la otra crujía se habilitan los dormitorios, habitualmente tres. Al piso superior se accede mediante una escalera de mano y antiguamente era utilizado para la cría del gusano de seda. Para su construcción se utilizaban materiales como el barro, las cañas, los juncos o los carrizos, por lo que las paredes son construidas de ladrillos de adobe y la cubierta se realizaba con cañizo y paja.

La Real Señera fue concedida a Valencia por Pedro el Ceremonioso por su resistencia a Pedro el Cruel de Castilla concediendole así el derecho a utilizar sobre sus armas la corona real sobre las barras de los Reyes de la Corona de Aragón. Así se le otorgó el privilegio y honor de seguir su propia bandera, probablemente la única privativa que existía entonces, que se izaba sobre las  Torres de los Serranos. El honor era tal que posteriormente se le asignó una unidad militar específica para su escolta y protección, los caballeros del Centenar de la Ploma.

Durante la Guerra Civil, la señera tricolor se popularizó en la propaganda militar del bando republicano, y fue izada en Ibiza, que fue tomada por republicanos valencianos durante el Desembarco de Mallorca. Tras el fín del conflicto, en el desfile de la victoria del bando sublevado, en Madrid el año 1939, se exhibían ambas señeras como trofeos de guerra, juntamente con otros símbolos como la ikurriña. Durante la dictadura de Franco, el uso de ambos símbolos fue muy tutelado, de manera que se utilizaban de forma muy restringida como residuos folclóricos, y las autoridades franquistas se aseguraban, por ejemplo, que no se utilizaran durante los preparativos de las Fallas, amenazando a los miembros de la Junta Central Fallera con un día de prisión por cada "bandera secesionista" que se mostrara en los balcones en las calles de la ciudad.





















(continuará)

1 comentarios:

Unknown dijo...

Jose Luis, la verdad, desconocía esta iniciativa, pero creo que ha sido muy acertada, quien mejor que diseñar la portada del llibret que alguien de la comisión, y sobre todo con tanto conocimiento de la cultura valenciana. En mi opinión, el diseño está agrupando los distintos iconos de la historia y cultura valenciana, y además me está gustando sobre todo porque estás dando a conocer muchas cosas que algunos desconocíamos, y eso te ayuda a entender el diseño que está llevando a cabo. Yo no soy persona que sepa apreciar tonalidades, filtros, fusiones,... pero la composición me resulta atractiva y sugerente, ánimo, sigue con ello. Estaré atento a la evolución. Un saludo.

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